Agua Termal
Hasta no hace tanto, un poco de colonia y un jabón que hiciera espuma al momento de afeitarse bastaba. Ellos veían extrañados nuestros rituales de belleza y se jactaban de que “cuidarse era sólo cosa de mujeres”. Pero las tendencias cambian y ahora los hombres también quieren mantener su piel cuidada, sentirse bien perfumados y lograr un aspecto más joven y lozano. Pero ¿qué productos tienen que elegir? ¿En qué se diferencia su piel? Aquí una mini guía de belleza.
Tener una piel sensible es un ‘problema’ que afecta a muchas personas y que, simplificando, podríamos explicar como la rotura de la barrera protectora natural de la piel y, por tanto, el aumento de las posibilidades de que bacterias y elementos externos penetren en nuestro organismo.
Esa sensibilidad de la piel tiene que ver con la reacción que sufre ante diversas circunstancias, aunque hay forma de evitar que se padezca. Una de las más adecuadas es utilizar el agua termal y sus propiedades minerales y curativas. Aquí te vamos a explicar los beneficios del agua termal para las personas que padecen esta afección en su piel.
¿Qué es la piel sensible?
Se trata de un tipo de piel que reacciona de manera exagerada cuando se expone a estímulos que no afectarían a otras pieles, como, por ejemplo, los cambios de temperatura, el frío, la contaminación, el calor, el agua dura o a los ingredientes de algunos productos cosméticos.
La piel sensible puede afectar a cualquier zona de nuestro cuerpo, pero, generalmente, es la piel del rostro la que con más frecuencia se nota esa sensibilidad y en la que, al estar la mayoría del tiempo descubierta, se hacen más notables sus efectos. No obstante, también podemos sufrirla en el cuello, el escote, el cuero cabelludo o las extremidades.
Causas de la piel sensible
¿Y cómo saber si tenemos la piel sensible? Si sufrimos de enrojecimiento, erupciones, descamación, hinchazón, piel áspera o seca, picor o tirantez, seguramente seamos candidatos a tener una piel sensible.
Sus causas son múltiples y variadas. Destacando, principalmente, el envejecimiento, el desequilibrio hormonal (menstruación, adolescencia y menopausia), las intolerancias, las alergias, otras enfermedades de la piel (dermatitis atópica, acné o hipersensibilidad), los cambios de temperatura, la deshidratación, el estrés, la falta de descanso, algunos productos que alteran el pH de la piel y ciertos tratamientos médicos o medicamentos.
Una piel sensible no dejará de serlo nunca, aunque se trate. Sin embargo, un cuidado adecuado y la utilización de determinados productos pueden hacer que la piel se note más confortable y se evitará la irritación, disminuyendo la reactividad. Uno de esos productos que harán mucho bien para tu piel es el agua termal.
¿Qué es el agua termal?
El agua termal proviene de la naturaleza por lo que ya es una garantía de que no nos va a hacer nada malo, al carecer de productos químicos añadidos. El agua termal es extraída, de forma natural o industrial, de las capas subterráneas de la Tierra.
Al proceder de fuentes termales, este tipo de agua contiene una serie de minerales u oligoelementos que cuentan con múltiples propiedades naturales e importantes y efectos beneficiosos sobre la piel.
Su nivel de mineralización depende de dónde sea extraída el agua, aunque los minerales más habituales en su composición son los siguientes:
Manganeso (con propiedades hidratantes y antioxidantes)
Cobre (con propiedades anti-inflamatorias y antisépticas)
Magnesio (estimulador de la renovación celular)
Zinc (propiedades anti-inflamatorias y antibacterianas)
Selenio (cualidades cualidades antioxidantes)
Calcio (actuando con el manganeso posee efectos cicatrizantes)
Hierro (facilita la oxigenación celular)
Cobre (cualidades anti-inflamatorias).
¿Tan importantes son los minerales?
Aunque no lo creas, los minerales tienen un gran valor para la salud de la piel por su papel en el metabolismo, la estructura de la piel, el equilibrio del pH y el funcionamiento óptimo del microbioma de la piel (conjunto de microorganismos que habitan, aunque no los veas, en nuestra piel).
Los minerales representan el cuatro por ciento de nuestra masa corporal y resultan esenciales para el equilibrio de la piel. Al no poder ser sintetizados por nuestro propio organismo, es esencial que le echemos una mano con un aporte externo, aparte de a través de la alimentación, y el agua termal es una gran manera.
¿Cómo usar el agua termal?
El agua termal se comercializa siempre en formato spray para mantener sus propiedades en perfecta condiciones, evitando, de esta manera, que se degrade o se contamine. Para utilizarla, sencillamente hay que pulverizarla sobre el rostro, aunque se puede secar con un tejido suave con ligeros toquecitos. Al tratarse de un producto totalmente natural, no es incompatible con ningún tipo de tratamiento médico que estemos recibiendo ni tiene ningún tipo de efecto secundario.
Lo que sí hay que tener en cuenta es que no es recomendable un uso excesivo. Según algunos expertos, utilizarla más de tres veces al día puede generar sequedad en la piel a causa de la cantidad de minerales que tiene este tipo de agua. Así, lo recomendable es que se aplique por la mañana y por la noche.
¿Qué puede hacer el agua termal para ayudar a tu piel sensible?
Tiene el poder de reequilibrar tu piel, con un potencial de restaurar y preservar un pH constante. Esto permite que la piel combata el desequilibrio ácido-base, que se forma como resultado de agresiones externas como la contaminación.
Tras la exfoliación o la depilación, el agua termal es capaz de reforzar la piel.
¿Cómo lo hace?
Disminuyendo la irritación y las reacciones inflamatorias, como el enrojecimiento y la sensación de alta temperatura e incomodidad. El agua termal tiene propiedades calmantes, hidratantes, anti-envejecimiento y cicatrizantes por su alto contenido en minerales, que son capaces de activar la síntesis del colágeno y acelerar la curación de las heridas en la piel.
Al mismo tiempo, el agua termal puede devolver a la piel el tono que pierde después de hacer ejercicio y le aporta los minerales perdidos durante la sudoración en la práctica de deporte. Además, es perfecta para antes de maquillarse, ya que ayuda a una mejor fijación de los productos y garantiza que la piel va a estar lo suficientemente hidratada.
El agua termal es un perfecto aliado para combatir las dolencias e incomodidades que te puede generar una piel sensible, y todo ello de la forma más natural que existe… con agua.